Monday, August 4, 2008

The last time we were togheter...

La última noche que pasamos juntos, lo preguntó: — ¿Cuántas estrellas tiene el cielo? — Trescientas cincuenta mil. — ¿A que no? — ¿A que sí? — Cállate. Esta noche no quiero que preguntes esas cosas. Esta noche, si quieres preguntar cuántas estrellas tiene el cielo, o cualquier otra cosa, pregunta algo así como ¿me quieres? ¿tienes frío? ¿quién dice que tiene hambre? Esta noche, pregunta algo que sea contestado en el mundo sin palabras.
Interroga con toda tu sangre algo en que toda la vida del mundo esté preguntando, algo así como ¿quién llora? ¿hace falta algo? Y verás cómo todo hace falta y sabrás cuántas estrellas tiene el cielo cuando sepas que el cielo tiene una sola estrella para cada momento, porque con una que se pierda dará un paso de sombra la luz del Universo. Andrés Eloy Blanco

Deja Vu


No es fácil expresar lo que has cambiado.
Si ahora estoy viva, entonces estaba muerta,
aunque, como a las piedras, no me preocupaba,
seguía en mi lugar de acuerdo con la costumbre.
No me moviste un ápice, no—
tampoco me dejaste con los ojos abiertos
hacia el cielo una vez más, sin esperanza, claro está,
de asir lo azul ni las estrellas.
No fue eso. Me dormí: una serpiente
camuflada entre rocas negras como roca negra
en el hiato blanco del invierno—
como los vecinos, sin encontrar placer
en el millón de mejillas
perfectamente cinceladas ardiendo a cada instante
para fundir mi mejilla de basalto.
Se pusieron a llorar,ángeles llorando por naturalezas apagadas,
pero no me convencieron. Las lágrimas se helaron.
Cada cabeza de muerto tenía un yelmo de hielo.
Y seguí durmiendo como un dedo doblado.
Lo primero que vi fue puro aire.
y las gotas que se elevaban en rocío
puras como espíritus. Había muchas piedras
alrededor, densas y sin expresión.
Yo no sabía qué hacer con ello.
Brillaba, como escamas de mica, y me abría
para verterme como un líquido
entre patas de pájaros y tallos de plantas.
No me engañabas. Te reconocí al instante.
El árbol y la piedra brillaban, sin sombras.
Mi dedo se alargaba y rutilaba como un cristal.
Comencé a brotar como una rama en marzo:
un brazo y una pierna, un brazo, una pierna.
De piedra a nube, así ascendía.
Ahora perezco como una especie de dios
y floto en el aire con el rumbo del alma
pura como una lámina de hielo.
Es un don

Sylvia Plath


Mensaje en Una Botella:

*Un "Deja Vu": ser consciente que nuestro destino esta escrito...o es "reencarnacion"..